lunes, 4 de abril de 2016

Chungking express (1994) Wong Kar-Wai

Suave... Muy agradable. Agradable como algunos sueños: aunque extraños, agradables: construida con imágenes sueltas (planos muy bonitos; y arriesgados), de una forma impresionista y cálida. Cálida como el empacho de la piña dulce que se derrama en la boca. Como la tormenta en verano, que empapa y desnuda. Como el sudor compartido cuando no circula el aire. Como en los sueños. Cerrada. No se ve el cielo en Hong Kong y llega gris la luz del día; todo transcurre entre pasadizos, tiendas y galerías, las ventanas de las casas se asoman a otro interior. Hasta la prisa discurre más lenta, como en los sueños. Como en los sueños todo es más lento, dulce, húmedo, indolente...

... Resulta agradable mecerse suave durante un par de horas al sueño del amor romántico... a pesar de que para el cine (desde siempre -no hay más que verlo-), el sueño siempre parece estar reservado exclusivamente a humanos ... que son todos muy guapos. Y creo que no nos paramos a pensar suficiente las consecuencias terroríficas que eso entraña.