domingo, 19 de enero de 2014

En un año con 13 lunas (1978) Rainer Werner Fassbinder

Me impacta ya la luz de la primera escena en la que apalizan a Erwin (qué gélidos y extraños me resultan siempre los amaneceres: ese arrancarse del sueño para echarse a la cruda realidad).

La puesta en escena es muy muy teatral, muy esteticista y sin embargo, la cámara es extraordinariamente límpida, quieta, recoge lugares y personajes dándoles a TODOS espacio, tiempo, aire alrededor. Visualmente espléndida, rotunda en su forma -como Elvira-.

Me desconcierta la ruptura constante, entre escenas muy trágicas seguidas de otras casi cómicas, de melodrama.

Teatrales los monólogos -intensos, muy líricos, como esas fechas de las lápidas que recogen el periodo breve en el que los propietarios tuvieron "un amigo de verdad". Extraordinario el de la monja entero: pura política la constatación de que "nadie arruina su vida: es el sistema", o la infancia de Erwin -que podría ser cualquiera- que "aprendió a manejar el sistema de mentiras-recompensa tan bien que acabó convirtiéndose en un niño triste". Registro de lo más frágil de los humanos ese conocer "la felicidad: no existen palabras para describir esa sensación: el temblor de un alma a punto de satisfacer una necesidad imperiosa" y su antítesis: "su dolor fue tan largo que su esperanza se prolongó más allá de lo razonable".

Y luego, una vez constatado "el mundo como juicio final", o renunciar, con un bisturí, como el suicida, no al sufrimiento sino a los placeres de la vida, no a la voluntad de vivir sino a la vida misma, a las condiciones en que se plantea para él, destruyendo la manifestación de su propia vida: "No quiero permitir que algunas cosas sigan siendo reales sólo porque yo las perciba: sentimientos, p ej, e imágenes, cartas recuerdos, piedras , arrojadas y olvidadas". O como Elvira, mucho más generosa, renunciando a la razón misma ("de tanto pensar, me vuelvo estúpida"), para entregarse desesperadamente a la razón del cuerpo, decidida a arder, a dar sin contar -como mujer o como hombre, ¿qué más da?-, antes que tolerar de nuevo que no haya más salida que acostumbrarse a la desolación.

Una película generosa en forma y contenido. La registro en la sección: Com-pasión de mi carne y la ajena… aunque si lo pienso bien… ¿acaso existe otra sección?