miércoles, 22 de enero de 2014

Au hasard Balthazar (1966) Robert Bresson

Mi padre tenía apenas 25 años cuando un verano, junto a unos amigos, compró un burro para que transportara la carga durante las semanas que había de durarles una excursión sin rumbo por los montes, entonces salvajes, de Teruel. El burro formaba parte de la banda y le pusieron nombre: Baldomero Biscuter. Una noche cerrada y sin luna, andaban bastante perdidos entre árboles y matojos buscando casi a tientas un claro donde acampar a esperar que el amanecer los orientara, cuando de repente, el burro se negó a avanzar un solo paso más. De nada sirvieron los tirones, jaleos o chantajes con comida: el burro había decidido clavarse a tierra, así que sus acompañantes, agotados, se tumbaron allí mismo a descansar y dormir unas horas. A la mañana siguiente, los primeros rayos iluminaron un despeñadero mortal a los pies de los hombres y el animal. Mi padre siempre contaba que un burro le salvó la vida. Y hay fotos de aquello.

Balthazar es increíblemente hermoso. Me encantan sus ojos tristes y dulces y dormiría abrazada a él. Memorables son la escena en el zoo, cuando los animales se miran y se reconocen, y su muerte bellísima entre el rebaño de borregos, arropado, abrazado a sus iguales. Me gustan mucho el uso de la música y los encuadres de Bresson porque también es muy austero pero, sinceramente, no comprendo qué pretende de los actores...

Valoro el despojamiento de recursos para ilustrar la fatalidad de las vidas, la condena moral de los personajes (todos insalvables, malvados, aunque no sean responsables del todo, aunque sea por azar) por oposición al "santo" Baltasar víctima también de las circunstancias. Es sólo que, formalmente, encuentro excesivo, hasta impostado, ese hieratismo de los actores -no creo que sea un defecto: que sólo se justifique porque no son actores profesionales- que tanto fuerza el director hasta que se comportan casi como autómatas. Entiendo la intención, pero no me convence el resultado formal: aunque lo entiendo expresionista y arriesgado, sin duda, moderno, me parece poco sutil con respecto a lo mucho que lo es la idea.

Supongo que hay que ver más películas de un director para entender su lenguaje. Aún tengo mucho que ver