miércoles, 5 de marzo de 2014

Werckmeister harmóniák (2000) Béla Tarr

Ya le he cogido el rollo a Tarr y ya no me preocupo demasiado por la trama: todas son un poco surrealistas, pero siempre visualmente asombrosas. Y ese color (no sé si es por lo visto, pero vuelvo a disfrutar con el carbón y el dibujo) me hace pensar en lo que haría Goya con una cámara. Por otra parte, resulta imposible ilustrar con capturas de pantalla sensaciones tan físicas como, por ejemplo, la que se produce en el espectador obligado a experimentar el transcurso del tiempo contemplando una caminata en silencio que dura 20mn. Los occidentales estamos poco acostumbrados a contemplar nada que exceda el metraje de un anuncio de CocaCola.