lunes, 9 de marzo de 2015

Inception (2010) Christopher Nolan

La he vuelto a disfrutar, pero por mucho que se plieguen las calles... los sueños no están hechos de arquitecturas limpias, de reacciones previsibles, de lógica, de consecuencias; no están hechos de esa nitidez, de luz. Los sueños están hechos de delirio, de desmesura, de contradicción, de ambigüedad, de tiempo elástico, plástico, de confusión, de colores turbios, de locura, de absurdos, de misterios profundos, de secretos, de inefable. Poder bucear por los subconscientes, encadenando apneas en dirección al origen, o al abismo: qué pena de idea preciosa maltratada y cómo deja la imaginación de hambrienta.

Al acostarme, aún recuerdo la música de Hans Zimmer. La encuentro en YouTube... pero es una decepción: plana, sin emoción, aquellas no son las 4 notas que no consigo quitarme de la cabeza... Mi memoria es la de un geranio, para los datos, pero no falla con la música, ni las imágenes: finalmente reconstruyo el ritmo y la secuencia... Seguro que Nolan también tenía Vértigo muy presente, pero no era la película sino esta belleza de Bernard Herrmann la que yo acabo rescatando de entre las capas subterráneas de mis recuerdos de niña, sonando de fondo sobre la realidad que también entonces confundía con los sueños. Ahora da igual: en un minuto apagaré la luz, cerraré los ojos, y despertaré.

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