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miércoles, 27 de mayo de 2015
My Childhood - My Ain Folk - My Way Home (1970's) Bill Douglas
Si eran tres, me parecieron una. Pero distinta a todas. Como una lección de cine básico, o mudo, o puro: la cámara no necesita moverse para producir emoción porque cada plano que aguanta quieto es un poema compuesto con máximo cuidado, intención e intensidad; por eso no necesita largos diálogos, no necesita explicarnos lo que imaginamos, lo que consigue hacernos sentir. Tiene, en eso, mucho de japonés ensimismado. También tiene algo ruso radical, moral, sombrío; y algo francés, costumbrista, toques de humor inesperados. Si formalmente es terca, concentrada en su desnudez bellísima, multiplica su belleza que la anécdota de su historia sea universal y extrapolable, suceda contínuamente, se esté repitiendo en este instante: nuestra trágica historia de humanos está llena de fantasmas de inquietantes niños viejos, cansados antes de tiempo, doloridos, desesperados no tanto por pobres, sino por hambres de afecto, lo más importante, lo único imprescindible para soportar la vida, lo único necesario.
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