viernes, 22 de mayo de 2015

El visitante del museo (1989) Konstantin Lopushansky

Expresionismo apocalíptico. Descartaría media hora de metraje (encuentro escenas innecesariamente alargadas donde la peli pierde fuelle: la de la ceremonia, por ejemplo), pero me resulta una película visualmente fascinante, barroca y austera a la vez,de belleza sublime, es decir, terrorífica. Encuentro la textura pictórica del color de Sokurov y mucho de Lynch ruso (definitivamente, me gustan los rusos: excesivos como yo).

En ésta también me ha sido difícil descartar imágenes. Para dibujar, no porque me parezcan bellos, me guardo muchos frames del catálogo desplegado de ejemplares humanos deformes; para no olvidarlas, me guardo muchos fotogramas, casi iguales, de las escenas que más me impactan (la desnudez y color fantasmal, cualquier plano de esa casa imposible con cortinas de fuego al borde del mar, y la larga escena en la tormenta, o entre las olas). Desde el principio, me pareció cosa de Borges la sola idea de un museo sepultado por el mar, al que sólo se puede acceder arriesgando la vida cuando baja la marea de los oceanos todos durante 7 días: un supuesto visual y conceptualmente suculento. Y aunque me decepcionó no encontrar más desarrollo de ese hallazgo, las imágenes que lo sugieren son tan potentes y se me quedan grabadas de forma tan viva que ya podría jurar para siempre que fui yo quién las soñó.

(Valoración:5)