miércoles, 6 de abril de 2016

The Danish Girl (2015, Tom Hooper)

Había oído hablar de la excelente dirección artística y no me decepcionó ese aspecto: me encanta esa época de la Historia en la que ética y estética aún se comprendían relacionadas, el virus de lo hortera no se había desarrollado, y el mal gusto aún se podía disimular en las vestimentas o los interiores. Casas vividas que hablaban de la personalidad de sus moradores y no de la del Corte Inglés; sobriedad y fundamento incluso en la extravagancia, matices de color y afición a las sombras incompatibles con el brillo, el metacrilato, la sofisticación simulada, el gusto por lo ostentoso o el minimalismo al dictado ya totalmente homogéneo de los centros comerciales: hoy en día resultan más interesantes las casas de cualquier abuela que las de sus nietos.  Son un placer las recreaciones de las pinturas de Vilhelm Hammershøi y la fotografía también es extraordinaria.

Pero por muy elegante que me resultara formalmente, me dormí por el camino y me decepcionó totalmente la narración tan blanda y superficial de un conflicto tan tremendo como el que plantea. Además, rara vez un actor consigue irritarme tanto como este Eddie Redmaine teñido, que mantiene una sola expresión facial mema de sonrisa dentífrica durante toda la película. Le roba todo el protagonismo Alicia Vikander: la verdadera danish girl, resulta arrebatadora, delicada e intensa, encarnando a esa heroína trágica que tanto me recuerda a Carrington, otra que también pintaba y que también existió en realidad.