Disfruté como una niña viendo un cuento (algo de irreal tiene la textura de la fotografía) de la dirección artística, de la recreación histórica de la realidad bien distinta de mi oficio hace apenas dos siglos: esa Academia en
la que los mejores cuadros se colgaban apretujados, en la que la excelencia era el único valor y las obras se intentaban mejorar hasta el último momento, en la que el arte de la dialéctica aún no había perecido a manos del analfabetismo que trajo consigo la corrección política en la modernidad. Disfruté del acercamiento a otro pintor que admiro, de la sensibilidad con que el director recrea tanto los motivos, el color y la inspiración de sus pinturas, su dedicación rigurosa al oficio, como los matices de su tacañería emocional (extraordinario actor).
Lamentablemente, ya tengo dos pintores excepcionales en la categoría de "canallas". De momento, gana el arte a costa de la empatía, Y como no diré que no entiendo -no...-, termino con los versos de una canción de D. Byrne que siempre recuerdo y también es inglés:
"Other people's problems,
they overwheld my mind.
They say compassion is a virtue,
but I don't have the time."
(4 POINTS)
